Con afecto, para los amigos de El Rincón de la Pipa
Hace muchos años, cuando Internet estaba en pañales y la Web iba en su versión 2.0; una Web donde ya se podía colaborar y no sólo leer, hubo un foro de discusión sobre pipas y tabaco cuyo nombre se ha perdido al paso del tiempo. Era un rincón especial; pero, ¿por qué un rincón?
Quizá así, arrinconados, ocultos, usando seudónimos muchos de quienes ahí participaban se sentían a gusto conversando del tema que les apasionaba o por el que tenían curiosidad: las pipas y el tabaco. Pero la Web 2.0 sólo les permitía intercambiar mensajes de texto y por más iconos que hubiera para expresar las emociones, la comunicación era algo fría.
Las palabras se inventaron para expresar las ideas y las emociones, y el foro les permitía expresarse y conocer las opiniones de todos.
La Web progresó y gracias a ello un miembro del foro se puso a mirar las estrellas… y se perdió en ellas. Por ahí se le veía cada cierto tiempo cruzando el firmamento y rara vez se acercaba al foro para enviar un comentario. Esta persona hacía pipas muy hermosas, una de las cuales se conserva en el único museo de la pipa que existe en el mundo, ubicado en Veracruz, México.
Otro de los integrantes de foro, que abanderaba el movimiento del victimismo provinciano allá por los alrededores del 2011, que se enojaba si alguien mencionaba un mal tabaco, una mala pipa o una marca de pipa que en su momento fue de lo mejor o eso se creía, la Dunhill, un día dejó la pipa, fumó Camel, le hizo daño y regresó a la pipa. Esta persona pudo haber sido poeta y sus obras estarían en las cabezas de muchísimas personas y sus libros en muchos libreros; redactaba catas tan bien hechas que uno se podía olvidar del tabaco que describía para concentrarse en el contexto y los lugares. Cuando hablaba del tabaco Latakia de Siria, quien lo leía quería visitar y conocer Siria, no fumar el tabaco Latakia. Bueno, mi tatarabuelo anotó esto en su libreta y en su libro.
Uno de tales integrantes también participó en muchos otros foros y listas de correo; fue moderador (porque en aquellos años hacían falta árbitros para atemperar las cosas). Culto, amable, siempre dispuesto a apoyar y ayudar a quienes lo necesitaran. Fue un pilar y fue constante.
Estas tres personas tenían una relación especial, que mi tatarabuelo no entendía. La amistad nos parecería hoy una costumbre primitiva, pero en aquellos años era como un pacto entre las personas. Este pacto hoy, después de solo cuatro generaciones ha desaparecido. Las palabras "amistad" y "amigo" no se usan; es difícil hallarlas en la red; en los chips que nos insertan al nacer no vienen grabadas.
Debido a que mi tatarabuelo elaboró un glosario de términos sé lo que significa la palabra pero no sé qué es una relación de amistad. Es curioso ver cómo convivían las personas y formaban lazos unos con otros.
Pero regreso al foro. Participaban en éste muchos jóvenes deseosos de aprender y de divertirse. Hago un paréntesis: hoy, en el chip que tenemos integrado y gracias a la virtualización del mundo, aprender y divertirse es muy fácil. Regreso al foro: los jóvenes preguntaban y los conocedores respondían con lo que sabían, pero unos sabían cosas distintas de otros y así, sumando lo de uno a lo del otro construían sus conocimientos, hasta que algo pasó (que no lo hallo en las notas ni el libro de mi tatarabuelo) que se dejó de hablar de pipas, tabaco y demás, para hablar de cualquier otra cosa.
Me parece muy extraño que mi tatarabuelo no hubiera tomado nota de las razones por las cuales eso pasó.
Voy a conectarme con los demás nodos (a los que antes se les decía “amigos”… ¡qué concepto tan antiguo y extraño estoy empleando!) vía telepática para jugar a la implosión del universo, que por poco lo logramos en el juego anterior.
Desaparecer para volverse virtuales.
Estoy buscando en mi chip una pipa Castello y un tabaco Pelican de Butera para constatar virtualmente por qué mi tatarabuelo anotó lo siguiente: “Debo probarlos… Los probé… Qué delicia”.
¿Y del foro?...
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